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Principalmente en Salta y Jujuy este caballo era el marchador utilizado en el desplazamiento propio de todas las actividades comerciales y sociales, y cuando llegó la hora de la liberación, en la Campaña del Alto Perú, transcurrida en nuestras provincias de Tucumán, Salta y Jujuy, estos caballos tuvieron absoluto protagonismo. Fueron la cabalgadura del Gral. Martín Miguel de Güemes y de sus gauchos, y la historia recuerda que en la gloriosa Batalla de Salta, el Gral. Belgrano montó un soberbio rosillo de esta raza.
Con el tiempo, y aún cuando el progreso desplazó la tracción a sangre como medio de transporte, este caballo, denominado "peruano" por costumbre, y como forma de distinguir su paso peculiar, siguió desarrollándose en el Norte argentino, siendo nuestro país el primero en el mundo en abrir el registro genealógico de la raza según las reglamentaciones y procedimientos internacionalmente aceptados, bajo el control de la Sociedad Rural Argentina.
El aspecto distintivo de este animal es su forma de desplazarse, que se puede apreciar desde distintos aspectos:
Desde el espectador se destaca por su desplazamiento vistoso, especialmente por la elevación de sus miembros delanteros (agudez) y el voleo de los cascos hacia afuera (término), a lo que se suma la entrada de los miembros posteriores hacia el centro de la masa corporal, de lo que resulta una sinergia donde combinan el sostenido avance sobre el piso, los airosos desplazamientos de sus miembros y la serenidad de su lomo.
Desde el jinete, estos movimientos se traducen en una marcha muy suave y acompasada, siendo frecuente que después de varias horas de marcha, el andar sea cada vez más suave.
El caballo peruano en cambio, al desplazarse solamente hacia delante, en un hamacarse por su andar de cuatro tiempos, donde en todo momento tiene tres miembros apoyados en el piso, brinda una suavidad y estabilidad únicas, lo que permite que también lo disfrute quien no domina el arte ecuestre, o aquellas personas que por problemas físicos, están impedidos de montar otras razas. La suavidad de marcha se aprecia muy bien cuando se mira al jinete tomando como referencia la línea de hombros o el ala del sombrero, que en plena marcha, mantienen una línea horizontal inalterada.
Técnicamente su paso se define como "de cuatro tiempos isocrónicos por bípedos laterales", es decir, mano y pata del mismo lado, logrando un rendimiento muy superior a las otras razas, cubriendo largas distancias a un promedio de 18 Kms/hora.
No es cierto, como algunos afirman, que estos caballos no galopan. Llamados a hacerlo, incluso tienen un galope mucho más suave que un caballo criollo. De hecho, en el Norte se utilizan para trabajos ganaderos, y realizan todos los aires de marcha.
Resumiendo, es:- Ideal para paseo, por la suavidad de su silla;- Apto para largas cabalgatas, por su reconocida resistencia;- Especial para el trabajo de campo, por su docilidad;- Optimo para desfile, por el espectáculo de sus miembros anteriores.