En Jesús María, se realiza la jineteada de potros reservados, donde los jinetes deben aguantar sobre el lomo del bagual (un caballo sin domar), durante un determinado lapso de tiempo que dependerá de la categoría en la que esté demostrando su destreza el gaucho.
Existen tres categorías:
Categoría "A" - Crina limpia o Potro Pelado.Categoría "B" - Grupa sureña o Cuero.Categoría "C" - Bastos c/ encimera sin boleadoras.
La Crina Limpia
En esta categoría se puede usar una lonja que va alrededor del pescuezo del animal como único sostén fuerte del jinete, quién no puede dejar de trabajar el animal con las espuelas.
Tiempo de monta: 8 segundos.
La Grupa Sureña o Surera:
En esta categoría no se usan estribos, pero se utiliza un cuero de oveja sujetado por un cinchón. El jinete debe sujetar las riendas con una mano y el azote (huasca, talero, etc.) con la otra.
Tiempo de monta: 12 segundos
El Basto con Encimera:
Aquí el hombre no deberá perder los estribos ni "charquear" (tocar al animal con las manos). En las otras categorías el charqueo también quita puntos.
Tiempo de monta: 15 segundos.
Una vez tocada la campana que anuncia la finalización de la prueba, el jinete no debe seguir castigando ni jineteando y si así lo hace, se le aplica descuento de puntos.
En la clasificación se tiene en cuenta la siguiente tabla de puntaje:
El jinete: máximo 10 puntos.El potro: máximo 5 puntos.Espuela: máximo 5 puntos.Elegancia: máximo 5 puntos.
El potro debe es largado con el anca hacia los corrales. En el palo (palenque), exclusivamente deben estar: los palenqueros, el jinete y un ayudante del mismo.
Fuente: Infografía de La Voz del Interior. Autor: Juan Colombato.
Las riendas son de suela, cuero crudo o curtido, lisas, no trenzadas y sin nudos. Su uso es obligatorio, dándose en la monta, con vuelta en la mano del jinete. El rebenque o guacha, se debe usar tomado de la manijera en las categorías de Grupa y Bastos.
El Comisario de Pista
Es la única autoridad dentro del campo de jineteadas y sus decisiones deben ser acatadas por los jinetes y todas las personas que deben permanecer dentro de la pista.
Queda descalificado en el acto el jinete que castigue al potro en la cabeza o de cualquier otro modo maltratase al animal.
Fuente: Infografía de La Voz del Interior. Autor: Juan Colombato.
El largo y tipo de espuelas variará de acuerdo al tipo de monta, se recomienda el uso de la bota e' potro (calzado hecho con cuero de cuarto trasero de potro) pues es firme pero un tanto flexible. Las espuelas provistas por la Comisión Directiva son de hierro y de ocho y cinco pinchos, según la categoría.
En el caso que se cortare la manijera del rebenque, el jinete podrá echar mano al poncho o el sombrero y con ellos, a quisa de rebenque podrá adjudicarse puntos para su haber.
Tanto delegados como jinetes, deberán vestir a la usanza tradicional de la zona de donde provienen.
La vestimenta permitida será: Sombrero o boina, pañuelo al cuello, camisa, bombacha, botas de cuero o botas de potro o alpargatas de yute.
HISTORIA
Corría el mes de Mayo de 1965, cuando la Cooperadora de la Escuela 1er Teniente Morandini de Jesús María, por la imperiosa necesidad de recaudar fondos para solventar la atención de los niños, celebra una reunión el 19 de ese mes. En la misma, Juan Manuel Corrales sugiere realizar un Festival de trascendencia. Varias fueron las opiniones sobre cómo realizarlo, pero fue la idea propuesta por Enrique Jarbas Pereyra la que fue aprobada por unanimidad: realizar un festival de doma.
Convencidos de la relevancia que tendría el evento, por idea del Sr. José R. Castillo, se resuelve invitar a todas las Cooperadoras de las Escuelas de Jesús María.
Inicialmente se sumaron 10 Cooperadoras, luego se fueron adhiriendo las de Colonia Caroya y Estación Caroya, conformando lo que se denominó, "Unión de Cooperadoras Escolares". La Comisión Directiva estaba presidida por Juan Manuel Corrales.
El trabajo mancomunado de todas las voluntades logró llevar adelante con absoluto éxito el primer festival que se inauguró en enero de 1966.
El maestro de ceremonias, Ricardo Smider, junto a la animadora Lisa Ferrer y los locutores Ulises Guerreri y Carlos de Negri supieron entretener a un público asistente de 45.000 personas. La cartelera artística estaba conformada por Los Cantores de Quilla Huasi, Alberto Merlo, Los de Córdoba, los del Suquía, Héctor Roca, Jorge Cafrune, El Chango Nieto y Abel Figueroa entre otros. El espectáculo de doma, por su parte contaba con el animado relato de Raúl Romanutti. El resultado, una recaudación de $ 7.643.700 de la moneda nacional vigente en ese momento, cumplió con creces el objetivo planteado.
Estos sueños convirtieron al Festival en el espectáculo más grande de América en su género, atrayendo en cada edición a más de 300 mil espectadores que viven en persona esta fiesta popular y un sinnúmero de televidentes y radioescuchas que lo siguen desde sus hogares en todo el país.
EL FIN SOCIAL
Desde 1965, un grupo de hombres y mujeres unidos por una causa común conformaron la Sociedad de Cooperadoras Escolares de Jesús María y Colonia Caroya. Sus integrantes, pertenecientes a de las comisiones cooperadoras de diez escuelas de la zona, decidieron organizar un evento popular que permitiese reunir fondos para distintas obras a favor de la niñez escolar. Esta herencia de tradición, cultura popular y amor a la tierra que desde entonces se repite año a año se convirtió en solidaridad para miles de niños.
Inspirados por estos valores, cada jornada festivalera une a 600 almas: padres de las cooperadoras, integrantes de la Comisión Directiva y colaboradores que voluntaria y desinteresadamente trabajan denodadamente para que Jesús María repita el éxito que soñaron sus fundadores.
Los resultados de cada festival están plasmados en cada una de las actuales 20 escuelas en comidas, útiles, libros, material pedagógico, gabinetes informáticos, salones multiuso, gimnasios cubiertos, baños dignos, perímetros cercados, aulas para cada uno de sus grados con amplias paredes con revoques pintados, laboratorios de especialidades, bibliotecas, veredas de material y hasta agua corriente para una escuela rural.
Pero no todo está en escuelas. El Festival también solventa los gastos del Gabinete Psicopedagógico que brinda servicios a todas las escuelas. Sus profesionales (psicólogas, psicopedagogas, fonoaudiólogas, psicomotriscistas), atienden a niños con dificultades de aprendizaje. Estos alumnos son asistidos también por una Asistente Social, que forma parte del equipo del gabinete. Funciona también un Consultorio Odontológico, que atiende gratuitamente a todos aquellos alumnos que no tengan acceso a mejorar su salud bucal. Este enorme el esfuerzo económico que realiza el Festival, para que los chicos de hogares humildes se desarrollen y crezcan con iguales oportunidades, físicas e intelectuales, que sus compañeros de escuela.
El Festival, una suma gestos solidarios, es el aporte concreto de Jesús María y Colonia Caroya a la identidad nacional.
Jesús María creció, amalgamando la existencia espiritual y económica a la niñez escolar exaltando el coraje gaucho. La organización, sostenida por el pueblo, convirtió el magnífico Festival de Doma y Folklore en la lección más conmovedora de auténtico desvelo por la niñez de la zona, la que, increíblemente, ennoblece toda actitud humana, desde el aula hasta el coraje gaucho que heredaron los jinetes.
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