FOLCLORE- biografias

Hernán Figueroa Reyes

Hernán Figueroa Reyes

Nació un 14 de Septiembre de 1936 en Salta, el lugar del país que tantos valores de nuestro cancionero dio. Su padre José Figueroa Aráoz, fecundo escritor y su madre Mariela Reyes, creadora infatigable y precursora en el espectáculo de la Cacharpaya, alentaron en él la vida bohemia, creativa y de permanente estímulo.

Hernán traía en su haber toda una vida que desde la niñez se desarrolló en un hogar donde la creación artística era común y alentada por los integrantes su familia. De pequeño trabajó como empleado de kiosco, en una perfumería en la Estación de Retiro, vendedor de terrenos, corredor de seguros, Oficial Principal del Juzgado de Instrucción en lo criminal Nº 20 de la Capital Federal. Hizo de todo, hasta que se decidió dedicarse definitivamente a la música.

Cantor, autor, compositor y guitarrero Hernán Figueroa Reyes anduvo siempre con la guitarra y el canto a cuestas, que supo alternar con los libros de Derecho, pero abandonó su carrera para entregarse de lleno al canto, con alma y vida.

Hernán Figueroa Reyes debuta el 10 de octubre de 1960 en un baile de carnaval, con un conjunto vocal que hizo historia en la interpretación del cancionero nativo, los Huanca Huá.

Ellos tenían una concepción armónica tan novedosa como original por sus arreglos y por su forma de presentarse ante el público: Sin atavíos gauchos, floreos guitarrísticos en las voces y cadencias provincianas en su acento. Toda una trasgresión para el folklore de ese tiempo.

La primera voz de dicho grupo era Hernán Figueroa Reyes, cantor de raza, dueño de una voz privilegiada, talento y angel; todos los dones de un verdadero artista se derramaron en él.

Con los Huanca Huá recorrió ese primer camino brillante y pleno de éxitos hasta que en 1963, o sea tres años después, abandona el grupo y se lanza como solista. Forma su conjunto con Emilio Martínez Bocha (Guitarra) y Hernán Rapella (Bombo).

Es un despegue meteórico asentado en una personalidad seductora, un timbre de voz personal y muy agradable, haciendo un repertorio con lo tradicional y nuevas obras de fuerte color nativista.

En la Plaza Próspero Molina de Cosquín obtiene la consagración definitiva, con tal énfasis que su versión del Corralero se transforma en el mayor suceso discográfico del momento. Le siguen Zamba del Cantor Enamorado, El Tata está Viejo y Tendrás un Altar entre otros temas que lograron gran difusión, aumentando su éxito en un medio pleno de grandes artistas.

Luego tiene una participación importante en la película Ya tiene Comisario el Pueblo protagonizada por Niní Marshall y Ubaldo Martínez.

En TV conduce un ciclo musical junto a los más consagrados colegas de aquellos momentos, mostrando siempre una inagotable vocación creadora, musical y empresaria. El Palo Borracho y La Peña de Olivos fueron sus escenarios de mayor significación, recordados ambos como bastiones en la memoria del mundo del folklore. Muchos intérpretes encaminaron sus comienzos profesionales a partir de proyectos de este cantor-actor-empresario como María Helena o Roberto Rimoldi Fraga.

Hernán tenia una voz excepcional. Cuando su figura aparecía en un escenario el vértigo, una luminosidad diferente marcaban su presencia. Su energía deslumbraba las marquesinas y candilejas. Había nacido para ser una estrella fulgurante del folklore. Participó en todos los festivales del país: Cosquín, Baradero, Jesús María, Villa María, Guadalupe y Paraná. La última presentación en Santa Fé no pudo ser, donde se notó su ausencia sin aviso, pues la muerte le dio cita para aquel 6 de febrero de 1973. Después de pasar Zárate perdió la vida prematuramente, en pleno éxito, uno de los renovadores del folklore que más habían llegado al público.

Fuente: JULIO DE LA VEGA - Periodista, Músico y vecino de San Martín



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Jaime Dávalos

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Jaime Dávalos

Nacido en la ciudad de Salta del 29 de enero de 1921, hijo de Don Juan Carlos Dávalos y de Doña Celecia Elena.

Cursó estudios en su ciudad natal. Recorrió íntegramente su suelo patrio, de uno a otro confín, en contacto íntimo con la tierra y sus hombres, bebiendo en los caminos, en las ciudades y aldeas ese rico venero que habría de transformar en poema, canto o relato.

Ha reunido en varios libros su producción de escritor, entre los que citamos : "Rastro Seco" (poemas, Salta, 1944), "El Nombrador" (poemas y canciones. Bs. As., 1957. Dos ediciones) ; "Toro viene el río" (relatos, Bs As., 1959 ; y "Coplas y canciones" (Bs. As. 1959)

Con respecto a las coplas, que él ha escrito y ha recopilado con ávido afán, dice Dávalos : " Desde México a nuestra Argentina, la copla bajó por sobre el geológico espinazo cordillerano del continente atando lenguas y corazones, fijando un alma y un idioma comunes, poniéndole palabras a nuestros desmesurados silencios planetarios, donde el hombre americano, síntesis de todas las razas, convive con su madre tierra, ama y trabaja atado a un solo destino : la unión definitiva de América".

Muchas de sus composiciones fueron recopiladas en 1962 en "Canciones de Jaime Dávalos". Entre ellas citamos : Zamba de la Candelaria, Zamba de un triste, Vidala del nombrador, Hacia la ausencia, Zamba de los mineros, La nochera, Zamba de San Juan, La angaquera, Tiempo dorado, La verderrama ( cueca ), Canción del jangadero, Trago de sombra, Pato sirirí, La golondrina, Zamba enamorada, Vamos a la Zafra.

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Los Chalchaleros

Los Chalchaleros

Víctor José Zambrano y Carlos Franco Sosa formaban un dúo, y esa noche habían preparado unas zambitas para cantar. Por otro lado, estaban Aldo y Juan Carlos Saravia. Luego de las actuaciones, se pusieron a hablar amistosamente y quedaron en reunirse los cuatro para formar un conjunto. Ninguno de sus integrantes recuerda con exactitud por qué se autobautizaron Los Chalchaleros; pero sí recuerdan que nació como una broma. Dice Juan Carlos Saravia: "... En Salta, la palabra 'chalchalero' tiene varias acepciones. En primer lugar se denomina así al zorzal, un pájaro que tiene predilección por comer los frutos de un arbusto llamado chalchal. También se le dice chalchalero a aquella persona a la que le gusta 'darse corte' o se muestra vanidosa. Además, en Salta se usa la palabra chalchalero desde siempre para denominar lo que ahora se Ilama popularmente 'trucho'. Nosotros creemos que fue por un poco de cada uno".

El 16 de junio de 1948 Los Chalchaleros debutaron en el Teatro Alberdi de Salta, primera vez que se presentaban a tocar en público y, como si fuera poco, a sala repleta. Cuenta Juan Carlos Saravia:

"... Nunca me olvidaré de ese día, y no justamente porque fuera nuestro debut. Hoy lo recuerdo como un bautismo de fuego. Sosa tenía que hacer la introducción, y empezó tocando tan rápido que más que una zamba parecía una cueca. Yo me le arrimé, lo miré fijo y le susurré serio y apretando los dientes: 'más lento'. Fue entonces cuando Aldo Saravia, que estaba a mi lado, escuchó: 'adentro', y se largó con la primera estrofa antes de tiempo. Yo tuve ganas de tirarme encima suyo para callarlo, pero Aldito siguió para adelante, cantando como si nada, hasta que finalmente se encarriló la melodía. Bueno... todos lo seguimos, y así, entreveros de por medio, de golpe nos encontramos cantando frente a un grupo de amigos, divirtiéndose, y cada estrofa salía cada vez más linda, y nosotros entonados y serenos, hasta que escuchamos un aplauso caluroso, el primer abrazo a Los Chalchas, que algunos dicen Ilegó hasta el cielo... ".

La formación de Los Chalchaleros ha ido cambiando con el tiempo. En 1949 Aldo Saravia dejó el conjunto y lo reemplazó José Antonio Saravia, que tenía el mismo apellido pero no era pariente directo de ninguno de los otros dos. Al año siguiente, Carlos Sosa, 'Pelusa' , partió a Córdoba con el fin de cursar estudios universitarios en la Facultad de Arquitectura, y ocupó su lugar Ricardo Federico Dávalos, 'Dicky'; un muchacho de 30 años, nueve mayor que los demás, que cosechaba admiradoras en cada una de las guitarreadas. En 1953 se produjo la incorporación de un nuevo Chalchalero, Ernesto Cabeza, 'Cabecita', que integró el conjunto desde el día en que José Antonio Saravia Toledo, 'el Chango' (quien le dio mayor definición musical) partió a Salta a ejercer su profesión de abogado. Años mas tarde Víctor José Zambrano, 'Cocho', cansado de extrañar su casa y su familia, decidió desistir. Después de varios debates Los Chalchaleros lograron comunicarse con Aldo Saravia, que por esas alturas se encontraba convertido en todo un bancario. Tentado con la propuesta de volver al grupo, Aldo le dijo adiós al Banco Provincial de Salta.

En 1961, la vida los sorprende con un doloroso golpe. El 1 de mayo muere Aldo Saravia en un accidente automovilístico en Río Gallegos.

"... Era una gran persona, tan amigo que terminó dando la vida por mí. Porque un par de horas antes del accidente Aldo me había obligado a cambiarme de asiento... Murió al lado mío, lo oí morir. Yo sólo me lastimé un poco la cabeza por haber estado sentado en el medio del auto..." (Juan Carlos Saravia).

Víctor José Zambrano, nuevamente convocado, reingresó al conjunto, en el que permaneció hasta 1966, año en que entró el ex integrante de Los Puesteros de Yatasto, Eduardo Román, 'Polo'. Enseguida, Ricardo Federico Dávalos decidió retirarse del grupo para poder disfrutar de sus nietos, y fue suplantado por el chaqueño Ricardo Francisco Figueroa. "... Nos dijeron que había un músico que nos imitaba perfecto a cada uno de los 'Chalchas'. Ese era Pancho, que con su dejo al hablar y cantar nos hizo enamorar del chamamé" (Juan Carlos Saravia).

En septiembre de 1980 tampoco los acompañó la suerte. Ernesto Cabeza falleció a consecuencia de un cáncer. Durante los dos años siguientes el grupo se presentó como trío, hasta que el hijo de Juan Carlos Saravia, Facundo, se incorporó al conjunto en forma permanente, atrayendo consigo a una multitud de jóvenes interesados por el folklore. Hubo exactamente diez Chalchaleros en total y cada uno de ellos aportó su toque personal al conjunto.